jueves, 20 de enero de 2011


Cada cosa tiene un color. Cada emoción tiene un color. El silencio es blanco. De hecho, el blanco es un color que no soporto: no tiene límites. Quedarse en blanco, levantar bandera blanca, dejar el papel en blanco... Es más, es como el silencio. No es nada. Un nada sin palabras. Y cuando lo llena todo, lo único que puedo hacer es ponerme a dar vueltas sin rumbo, pensando que esta pasando sin saber responder. Perder el control por no saber estar sola, ni yo misma sé qué necesito. En ese momento no sabes como reaccionar, te quedas quieta y intentas que pase. Todo va mal, y necesitas cualquier cosa para darle color al día. Porque tengo mil cosas que empezar y un millón de sueños. Pero luego no puedo con ni uno solo, porque no crees que seas capaz. Así es la vida, las cosas son como son y no sabes evitarlo. Entonces pienso, déjalo, disfruta de lo que tienes. No hay más que una vida y cuando se vuelve blanca lo mejor para darle color es saber, que mañana será otro día.

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