jueves, 10 de marzo de 2011


La vida es como un rompecabezas.
Desde la infancia vamos construyendo nuestro mundo. Tiene muchas piezas - algunas nos las dan nuestros padres, estas son las bases. Creciendo recolectamos las piezas con nuestro propio esfuerzo. Aunque a veces las cosas no nos salen como las deseamos, poco a poco el rompecabezas va completándose.
Después, cuando sientes que ya está casi completo... sí, casi. A pesar de tener tantas piezas, al mirarlo ves que todavía le falta una.
Y entonces la encuentras. La última pieza que te faltaba. Entra en tu vida sin avisar y de repente te das cuenta que el rompecabezas ya está completo. Todo tiene su lugar. La última pieza deja destacar las líneas, los colores, las imágenes que sin ella no se podían ver. El rompecabezas está completo.
Pero imagínate que vuelves a perder la última pieza. Te la quitan y tú te sientes como si te hubieran desentrañado el corazón. Los colores palidecen, las imágenes desvanecen. Aunque recuerdas como se veía el rompecabezas cuando era completo, ya no es lo mismo. Es sólo un recuerdo, una sombra. Ahora se te hace difícil acostumbrarte a que tu rompecabezas no está completo. Buscas otra pieza que cuadre para llenar ese vacío. Pero no cuadra ninguna, ésa era insustituible. Sientes su ausencia cada día y tienes miedo de no volver a tener el rompecabezas completo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario