¿Te cuento un secreto? Muchas veces me he imaginado un día
de verano. Uno de esos días a finales del mes de agosto. Tu y yo. Solos.
Tumbados en el césped de ningún lado. ¿Te lo imaginas? Pues ahora añade que
esta atardeciendo, bueno rectifico, es casi de noche. Los últimos rayos de luz
del día, y tu y yo allí, sin nadie más. Imagina que las estrellas comienzan a
aparecer, esas estrellas que solo se ven en esas noches de verano, cuando la
temperatura es ideal y corre una ligera brisa. Y mira! Una estrella fugaz. Y
nosotros, tu y yo, no nos importa. Nos besamos si más, porque no es un deseo,
es una realidad. Imagina que de la nada se encienden los aspersores. Y
comenzamos a mojarnos, y acabamos empapados. Pero ese beso no acaba nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario