sábado, 12 de noviembre de 2011


¿Te cuento un secreto? Muchas veces me he imaginado un día de verano. Uno de esos días a finales del mes de agosto. Tu y yo. Solos. Tumbados en el césped de ningún lado. ¿Te lo imaginas? Pues ahora añade que esta atardeciendo, bueno rectifico, es casi de noche. Los últimos rayos de luz del día, y tu y yo allí, sin nadie más. Imagina que las estrellas comienzan a aparecer, esas estrellas que solo se ven en esas noches de verano, cuando la temperatura es ideal y corre una ligera brisa. Y mira! Una estrella fugaz. Y nosotros, tu y yo, no nos importa. Nos besamos si más, porque no es un deseo, es una realidad. Imagina que de la nada se encienden los aspersores. Y comenzamos a mojarnos, y acabamos empapados. Pero ese beso no acaba nunca.

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