domingo, 7 de noviembre de 2010


 -Ya te puedes olvidar de que un día estuve dispuesta a darte todo y más. Puedes olvidar que no te quería olvidar. No te he olvidado; pero puedes olvidar que te lo he dicho también. Por olvidar, puedes olvidar que un día me diste esperanzas, porque lo hiciste. Puedes olvidar que yo empecé a quererte, puesto que ya estoy acabando. Te puedes olvidar hasta de mí, de lo que era y de lo que quería ser. Olvídate de todo, si te apetece olvidar. Y luego, cuando nos vuelvan a presentar no recuerdes que me olvidaste. ¿Podrás?

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